viernes, 24 de abril de 2015

Los frescos de Bonampak y sus mensajes historicos


Bonampak es un sitio arqueológico maya ubicado en la Selva Lacandona, en el municipio de Ocosingo, en el estado de Chiapas, México  cerca de la frontera de México y Guatemala, pertenece a las ciudades de la cuenca del Usumacinta, esta es una zona arqueológica que fue dependiente de Yaxchilán; Todas las estructuras del sitio parecen haber sido construidas entre los años 580 y 800.

El nombre Bonampak significa en vocablo maya “Muros Pintados” y en ello se dice recide la fama de este sitio, ya que sobre los muros de los recintos hay pinturas muy vistosas que aportan mucho acerca de la vida cotidiana de los mayas.

Sobre los frescos de Bonampak  puedo decir que las pinturas datan del año 790, las cuales se realizaron con una técnica donde sobre un enlucido fresco de cal se aplicaron los pigmentos en un medio de agua cal mezclado con un aglutamiento orgánico  se pude denotar en los murales que este trabajo fue realizado por mas de dos personas, los murales demuestran una serie de eventos de su actualidad con gran realismo de los cuales están en tres cuartos y podemos decir que el primero de ellos representa una procesión de sacerdotes y nobles, así como también una orquesta toca trompetas de madera, tañe tambores y toca otros instrumentos mientras los nobles charlan entre si.

En el segundo se muestra una escena de guerra, con prisioneros a los que les son arrancadas las uñas de los dedos de las manos, sentados ante el Señor Chan Muwan de Bonampak donde se dice que los prisioneros eran preparados para el sacrificio, el tercero muestra una ceremonia con bailarines ricamente ataviados y usando mascaras de dioses y a la familia gobernante punzándose la lengua con agujas de maguey hasta hacerla sangrar, en uno de los muchos tipos de sacrificio que practicaban los meso americanos, esta escena esta acompañada por fechas numerales y los nombres de los participantes en la ceremonia.

No existe otro trabajo relacionado con los mayas que nos acerca a la vida de la corte con gran detalle como lo hace estos murales de Bonampak, en sus murales son recurso sin paralelo en la comprensión de la sociedad antigua, donde podemos decir que no existe otras pinturas que nos expresen una compleja visión de la sociedad prehispánica como estas pinturas.

En muchos casos los nombres y circunstancias de los descubrimientos modernos se desvanecen rápidamente en el olvido .En otras ocasiones sucede lo contrario: el nombre de Howard Carter permanecerá vinculado al del rey Tut o el de Hiram Bingham a Machu Picchu. Han sido olvidados los nombres de los trabajadores que se toparon con la Coyolxauhqui, que habría de cambiar por completo la fisonomía del Centro Histórico de México, para dar paso a nombres de arqueólogos como Eduardo Matos Moctezuma, por ejemplo, quien dio un valor interpretativo al descubrimiento.

 No se trata de quién descubre algo, per se, sino de quién le da su lugar al descubrimiento, un lugar prominente en el complejo tejido del conocimiento.


La historia del descubrimiento de Bonampak no se remite solamente a un descubrimiento; se refiere también a la atención que los medios de comunicación modernos enfocaron sobre los mayas, ya que fue el primer gran descubrimiento en México y Guatemala después de la Segunda Guerra Mundial, y es, además, una historia cuajada de intrigas internacionales, reclamos y adjudicaciones, y profusa cobertura periodística. El campo de los estudios mayas siempre ejerció un gran atractivo sobre los aficionados, sobre todo si podían añadir algún acento interpretativo a sus descubrimientos. 


La arqueología más antigua se fincó esencialmente en el descubrimiento mismo, si bien su éxito también dependía, incluso entonces, de que fuera acompañada por textos escritos interpretativos y documentación convincente. La importancia de John Lloyd Stephens no radica en que haya viajado a Copán, Honduras, y Palenque, Chiapas, ya que no era el primero en hacerlo, sino en que pudo dar una versión de su viaje atractiva por varias razones: en primer lugar, la documentación gráfica de Frederick Catherwood, hermosa y exacta; en segundo, la descripción de los edificios y monumentos tal como le era dado interpretarlos y, por último, los “incidentes de viaje” que acercaban al lector a su experiencia mediante una prosa pulcra y eficiente.


Ahora bien vamos describir cada uno:

El Templo de los Frescos está al pie de una colina natural terraceada, hacia arriba hay otras edificaciones, en su conjunto alcanzan los 46 m de altura. La construcción tiene tres puertas que conducen a igual número de cuartos independientes, cuadrados y con techo en falsa bóveda.

Paredes y techos fueron ilustrados de manera similar, la escena principal se presenta al espectador a su entrada, y la mayoría de los personajes dirigen la mirada hacia el centro.

Cuarto I: En la escena principal ante el gobernante Yajaw Chan Muwan II acompañado por sus esposas, es presentado un niño pequeño, probablemente futuro heredero. En las paredes circundantes, hay un grupo de señores con ropas blancas miran al centro. En el panel inferior se destaca una procesión de músicos. El evento está fechado en diciembre de 790.

Cuarto II: Se representa la batalla del 2 de agosto de 792, la victoria de Bonampak y la presentación de los prisioneros. Chan Muwan II con pieles de jaguar, controla al cautivo principal, se observan a los otros, despojados de ropas, con la sangre que cae de sus uñas tras la tortura.


Cuarto III: Se puede ver la ceremonia de victoria con dirigentes, músicos, danzantes y prisioneros de guerra. En un costado de la escena tenemos al gobernante junto con su familia realizando un autosacrificio, dando gracias a los dioses por la victoria conseguida.

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