La
Iglesia Católica Ortodoxa
En el año 800, Carlomagno fue coronado como Emperador de
Occidente por el Papa León III, hecho que no fue aceptado por Oriente, por
considerar al nuevo Emperador franco, un bárbaro. Fue así como el Imperio quedó
divido, con dos emperadores cristianos, uno en Oriente y otro en Occidente,
acontecimiento que favoreció a la separación tanto religiosa como política.
Carlomagno no intentó atacar al Emperador Oriental, pero
sí comenzó una importante persecución de herejes, ya que no era difícil acusar
como tal a cualquier comunidad cristiana. Con esto pretendió establecer su
derecho como único sucesor de Constantino y, ayudado por los obispos de
occidente, acusó a la Iglesia Oriental de haber intervenido en el Credo
omitiendo el Filioque.
Como consecuencia de esto aumentó, progresivamente, el
distanciamiento entre ambas partes y se incurrió en un debate teológico que durará
hasta nuestros días. Para algunos teólogos, el tema adquiere caracteres fundamentales,
motivo por el cual validan la separación; por el contrario, para otros, la
correcta interpretación profesa la misma fe Católica; no hay mayores diferencias
entre una u otra forma en el Credo.
Otro gran problema que se presentó fue la Primacía
Jurídica del Obispo de Roma, la cual no fue compartida por la Iglesia Oriental
que siempre estuvo administrada por un grupo de patriarcas y no sólo por uno.
Miguel Cerulario, patriarca de Constantinopla, en el año 1043, vuelve a poner
en tela de juicio el tema del Filioque y, junto a esto, tampoco acepta el
celibato que Roma quiere imponer a todos los sacerdotes en oriente.
Apoyado por el
emperador Constantino IX, ordenó cerrar todas las iglesias latinas que no
oficiaran la misa con la liturgia bizantina.
Finalmente, las desavenencias que habían venido teniendo
lugar entre Roma y Bizancio dieron origen al cisma de 1054. La Iglesia Ortodoxa
no admitió las contradicciones contra el Evangelio y la Santa Tradición, lo
cual fue defendido por los Concilios Ecuménicos, manteniéndose estas diferencias
hasta el día de hoy.
El año 1054 queda para la historia como la fecha más
importante, pero para la propia Iglesia Ortodoxa el hecho que realmente mereció
la separación con occidente fue el saqueo a Constantinopla sufrido en la IV
Cruzada (1204).
Este hecho abrió las puertas para que los turcos,
finalmente, tomaran el poder en Constantinopla, en el año 1453, lo que se conoce
como la caída de Constantinopla y del Imperio Bizantino.
Los orientales
tuvieron la oportunidad de reconciliarse con su contraparte occidental y así recibir
ayuda para su liberación, siempre y cuando aceptaran los preceptos que el
Papado les imponía, pero la Antigua Bizancio decidió ser gobernada bajo el yugo
turco, que les permitía seguir adelante con sus oficios religiosos, su doctrina
y tener de portavoz al patriarca.Prefirieron esto antes que ceder a los mandatos de Roma.
Posteriormente
con Rusia, que se había convertido al cristianismo entre los siglos X y XI,
comenzó un nuevo periodo de la Iglesia Católica Ortodoxa, y es así como Moscú
se transformó en la “nueva Roma”. También se llevó a cabo un nuevo período en
lo artístico, donde se destacaron artistas que marcaron la historia
iconográfica de la Iglesia, como lo fue Andrei Rublev y su icono de la SantísimaTrinidad.
“El Concilio de los Cien Capítulos, eleva el icono de la
Trinidad de Rublev a la categoría de modelo, de ejemplo a seguir por todo icono
trinitario; sin embargo no es más icono que cualquier otra composición
consagrada a la misma función de intercesión y de presencia”.
Andrei Rublev (ca.1360 - 1430), pintor ruso, fue el más
grande creador de iconos. A pesar de que no es mucho lo que se conoce de su
vida, tal vez por su condición de monje retirado de la vida pública, se sabe
que realizó obras en colaboración con el gran pintor de estilo bizantino
Teófanes, el Griego, que se cree pudo haber sido su maestro. La única obra que
con certeza se le atribuye a Rublev es el célebre icono de La Trinidad del
Antiguo Testamento. También se cree que son parte de su creación algunos iconos
de la catedral de San Demetrio en Vladimir debido a cuestiones estilísticas
pero no existe seguridad de ello.
Santísima Trinidad. Andrei Rublev. Galería Tretyakov, Moscú |
El estilo de este monje-pintor se caracteriza por la
utilización de los colores profundos y puros, la fluidez de las líneas, las
expresiones delicadas y un sentido de intensa espiritualidad.
Este icono representa, la visita de los tres ángeles a
Abraham junto al encinar de Mamré, escena del Antiguo Testamento.
Este icono
cobra real importancia a partir de la interpretación de su simbología
teológica, la cual nos lleva a concluir que dichos ángeles se tratarían de las
personas que conforman la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
El dogma de la Trinidad enuncia la existencia de Tres
Personas unidas en una sola naturaleza o esencia. Unidas para contenerse
mutuamente. “Cada persona es una forma única de contener la esencia idéntica,
de recibirla de las Otras, de darla a las Otras, y así de representar a las
Otras”.
Andrei Rublev es el representante del primer estilo que
puede considerarse auténticamente ruso y que consiste en suavizar el estilo del
arte bizantino más tradicional. Fue ampliamente imitado durante los dos siglos
siguientes.
La historia de la Iglesia Católica Ortodoxa no terminó
con Rusia a la cabeza, ya que posteriormente, en el siglo XIX, y debido a la
difícil situación que se vivía en Oriente, comenzaron las emigraciones hacia América
y el establecimiento de sus patriarcados en varios países del continente, cuya
misión principal fue promulgar el Evangelio y expandir sus fronteras.
Es así
como a fines del siglo XIX llegaron a América los primeros emigrantes, quienes
dieron origen a la Iglesia Católica Ortodoxa en nuestro país56 y con ella al surgimiento
y desarrollo de una producción iconográfica local, que conservó las características
fundamentales de los primeros iconos. Estos iconos tienen sus raíces tanto en
el primer arte religioso, inscrito en las catacumbas, como en el posterior arte
imperial bizantino.
Santísima Trinidad Católica |
Ahora bien si analizamos por otra parte cual es el misterio de la Santísima Trinidad?
Podemos entablar que el misterio más sublime, y al mismo tiempo el más profundo e incomprensible para la razón humana, es el de la Santísima Trinidad.
Y esto en qué consiste?
Simplemente en que la fe nos enseña que el verdadero Dios es una Trinidad, esto es, que en una sola esencia o naturaleza divina hay tres personas, que son: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Estas tres personas, numéricamente distintas entre sí, son perfectamente iguales, por tener una sola e idéntica naturaleza.
Las tres personas son coeternas. El Padre existe eternamente por la perfección infinita de su substancia y engendra eternamente a su Hijo; el Espíritu Santo procede eternamente del Padre y del Hijo como de un principio único.
En que fundamentos se apoya para ello?
Las tres personas son coeternas. El Padre existe eternamente por la perfección infinita de su substancia y engendra eternamente a su Hijo; el Espíritu Santo procede eternamente del Padre y del Hijo como de un principio único.
En que fundamentos se apoya para ello?
Este misterio inefable se halla insinuado en el Antiguo Testamento y clara y explícitamente enunciado en el Nuevo. Baste, por todos, el pasaje de San Mateo (XXVIII, 19) en que el Salvador ordena a los Apóstoles que bauticen a las gentes "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".
El dogma de la Trinidad ha sido siempre creído por la Iglesia, enseñado por todos los doctores y se halla resuimdo en esta frase del símbolo de San Atanasio: "La fe católica quiere que adoremos la Trinidad en la unidad y la unidad en la Trinidad, sin confundir a las personas y sin separar la substancia divina".
Y con todo eso ha generado algunas oposiciones racionalistas y basicamente consiste en el racionalismo cuando se opone a este misterio el principio de contradicción y el principio de identidad. Tres, dice, no pueden hacer uno, porque las cosas no pueden ser y no ser a un mismo tiempo; y las cosas idénticas a una tercera son idénticas entre sí.
Respecto al primer principio, adviértase que los católicos no afirman que tres personas son una sola persona o que tres dioses son un sólo Dios, lo cual sería realmente contradictorio; sino que tres personas, distintas como personas, tienen una sola e idéntica naturaleza.
Respecto del segundo principio, las cosas idénticas a una tercera son idénticas entre sí en el caso de que su identidad sea absoluta y bajo el mismo respecto; pero si son idénticas bajo otro punto de vista no se sigue que sean idénticas entre sí. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se identifican con la naturaleza divina y por eso son Dios; pero se distinguen desde el punto de vista de la personalidad. Asi el Padre engendra y no es engendrado, el Hijo es engendrado por el Padre, y del Padre y del Hijo procede el Espíritu Santo.
No hay, pues, contradicción ninguna en el augusto misterio de la Trinidad. La razón no puede oponer argumento alguno para demostrar la imposibilidad de él. Por lo demás, los autores católicos suelen aducir algunas analogías de la creación, que si no hacen comprensible este divino misterio, a lo menos le dan una inteligibilida relativa y una verosimilitud al menos aparente.
El dogma de la Trinidad ha sido siempre creído por la Iglesia, enseñado por todos los doctores y se halla resuimdo en esta frase del símbolo de San Atanasio: "La fe católica quiere que adoremos la Trinidad en la unidad y la unidad en la Trinidad, sin confundir a las personas y sin separar la substancia divina".
Y con todo eso ha generado algunas oposiciones racionalistas y basicamente consiste en el racionalismo cuando se opone a este misterio el principio de contradicción y el principio de identidad. Tres, dice, no pueden hacer uno, porque las cosas no pueden ser y no ser a un mismo tiempo; y las cosas idénticas a una tercera son idénticas entre sí.
Respecto al primer principio, adviértase que los católicos no afirman que tres personas son una sola persona o que tres dioses son un sólo Dios, lo cual sería realmente contradictorio; sino que tres personas, distintas como personas, tienen una sola e idéntica naturaleza.
Respecto del segundo principio, las cosas idénticas a una tercera son idénticas entre sí en el caso de que su identidad sea absoluta y bajo el mismo respecto; pero si son idénticas bajo otro punto de vista no se sigue que sean idénticas entre sí. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se identifican con la naturaleza divina y por eso son Dios; pero se distinguen desde el punto de vista de la personalidad. Asi el Padre engendra y no es engendrado, el Hijo es engendrado por el Padre, y del Padre y del Hijo procede el Espíritu Santo.
No hay, pues, contradicción ninguna en el augusto misterio de la Trinidad. La razón no puede oponer argumento alguno para demostrar la imposibilidad de él. Por lo demás, los autores católicos suelen aducir algunas analogías de la creación, que si no hacen comprensible este divino misterio, a lo menos le dan una inteligibilida relativa y una verosimilitud al menos aparente.
Hola fiel a mí santísima Trinidad lo que no tengo claro es la fecha de su día de celebrar
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